viernes, 4 de marzo de 2016

La bruja y el rosal



El jardín era mucho más grande de lo que me esperaba, se dividía en tres partes adornadas por un hermoso paseo de piedras en medio de una vegetación más que cuidada. La primera parte era el pequeño bosque que se levantaba delante del muro, había pinos de diversos tamaños y pequeños arbustos que hacían de aquello algo entrañable y acogedor. Después había un pequeño estanque del cual habían sido recogidos los patos, ya que la temperatura no era idónea para los animalillos. Y finalmente se encontraba un hermoso rosal, decorado con hermosas flores de diversos colores: desde el rojo más llamativo, hasta el negro más tétrico.

El resto del jardín era una extensión de hierba, arena, diferentes flores de colores y pequeños arbolillos que decoraban los sitios más pobres. Desde allí se podían ver los pasillos acristalados que conectaban los diferentes edificios del reformatorio. Pude advertir la verdadera altura de los edificios, puede que tuvieran tres o cuatro plantas y yo ni siquiera había visitado la mitad. Supongo que estos días no me habían dado demasiado de sí, y la verdad, prefería que fuera así.

—Que frío hace-comentó 1503 entre el castañeo de sus dientes.
—Encontremos esas banderillas de mierda antes de que empiece a llover-dijo 1319 frustrada porque fuéramos castigadas.
—¿Nos separamos?-pregunté deseando únicamente entrar dentro, pues el frío solo conseguía sacar vaho acompañando nuestra respiración.
—No-contestó 1301 sumamente tajante-Hay poca luz y seguramente no podamos ver las banderillas si vamos solas.
—Si rastreamos juntas iremos más lentas-protesté en forma de comentario.
—Pero seremos más efectivas-dijo 1503-No hay más que hablar,… empecemos de una vez.

Nos movimos por el jardín todo lo despacio que nuestros cuerpos fríos nos permitían, queríamos encontrarlas antes de que nos congeláramos por completo y por ello nuestros ojos observaban los alrededores una y otra vez para asegurarnos de que las banderillas no estaban allí.

—Pensemos un poco en frío-dijo 1301.
—Prefiero pensar en caliente-comentó 1503 tiritando.
—No creo que la Señora nos lo haya puesto fácil, así que opino que pensemos en lo más complicado-explicó.
—Si fuera una grandísima hija de la gran puta como ella-habló 1319-metería una banderilla en el rosal, únicamente por ver como los dedos de esas niñas a las que tanto odio sangren.
—Muy bien-dije-Es tu idea, tú lo haces-sonreí bromista mientras nos acercábamos a un mar de rosas.

Nos mantuvimos en silencio mientras rodeábamos aquel rosal buscando algo que se pareciera a una banderilla. Los focos que nos alumbraban desde el edificio no eran lo suficientemente intensos como para darnos una imagen clara de lo que estábamos mirando. Hierba, barro, rosas y más hierba. Pero entonces vi la primera llave de los muros que me mantenían encerrada.

—¡Aquí está!-grité contenta mientras señalaba un pedazo de tela vieja colgada de una de las rosas más profundas del rosal-Mil trescientos diecinueve, no está muy adentro ¡Podrás cogerla!
—¿Iba enserio?-preguntó ella con ironía mientras nosotras nos manteníamos en silencio-Me encanta vuestro compañerismo.
—Haberlo pensado antes de romperos la nariz-comentó 1301 mientras se cruzaba de hombros.

Nuestra compañera se arrodilló justo en el mismo sitio donde yo vi la banderilla, remangó la manga de su camisa y comenzó a introducir su brazo entre los tallos de las rosas. Sus dientes se clavaban en su labio inferior, seguramente eso era lo que conseguía que no hiciera una locura. Eso era lo que retenía su mano en un lento movimiento impedía que se metiera de golpe entre aquellas rosas rojas.

—Las espinas no son demasiado largas-comentó para no preocuparnos-no las estoy ni rozando.

Observé cómo sus manos, tan negras como el chocolate, agarraban la tela roja y comenzaban a arrastrarla fuera de allí. Algo extraño ocurrió, algo que pude percibir con total claridad, las espinas comenzaron a crecer como por arte de magia, mientras su brazo empezaba sangrar.

—¡Joder!-gritó 1319 mientras aquellas espinas presionaban su brazo desnudo-¡Ayudarme!-se quejó una vez más sin poder moverse-¡Por dios!

Sus ojos me miraban desesperados mientras mis compañeras reaccionaban más rápido que yo. 1301 introdujo su mano por el extremo superior del rosal y consiguió atrapar la banderilla gracias a los pequeños centímetros que mi compañera la había levantado. 1503 agarró el brazo de mi compañera y comenzó a tranquilizarla ya que 1319 estaba empezando a ponerse nerviosa, muy nerviosa.
—Relájate-dijo la rubia-Comienza a mover el brazo lentamente, sácalo despacio, muy despacio.

Las palabras eran tan tranquilizadoras que pude reaccionar al fin, me desaté el lazo del cuello y me preparé para taponar las heridas que el rosal había provocado en el brazo de mi compañera. Segundos después, y poco a poco fuimos recobrando la marcha en busca de la segunda banderilla.

—Han crecido…-comentó traumatizada-…vi como las espinas comenzaban a crecer para atacarme,…
—Esa mala pécora nos ha tendido una trampa-comenté yo recordando el frío que hacia al recibir un escalofrío por todo mi cuerpo.
—Era demasiado fácil-dijo ahora 1301 de nuevo tan fría como un cubito de hielo-al menos para ser real.
—Hay algo extraño en las infernales-añadí intentando analizar el mecanismo de las rosas robóticas-¿Por qué las protege tanto la Señora?
—¡Da igual!-gritó la rubia temiendo nuestra siguiente prueba-No quiero quedarme aquí más rato.

Lo que acababa de ocurrir me hizo pensar una cantidad incontable de cosas, ¿Porque se tomaban tantas molestias en castigarnos? ¿Acaso estamos cerca de algún secreto que no puede ser desvelado? ¿Qué era lo próximo que nos iba a tocar hacer, escalar un pino?

—Si fuera la Señora ataría una banderilla a uno de los pinos-comentó 1503, como si su mente estuviera conectada a la mía.
—Comprobémoslo-dijo 1319-Pero no contéis conmigo para subir.

Caminamos por aquel jardín sintiendo como el pequeño tacón de nuestros zapatos se introducía en la humedad natural. El bosque de pinos ahora se mantenía cubierto por una niebla tan densa como aterradora, era el escenario perfecto para una película de terror donde cuatro adolescentes se verían sometidas a las garras de un animal hambriento.

—¿Tienes miedo?-me preguntó 1301.
—Bueno…-dije-No me agrada la niebla.
—Tranquila-dijo ella con una gran sonrisa en el blanco de su rostro al mismo tiempo que se colocaba en primera posición.
Pasaron los minutos y nosotras seguimos caminando por el bosque, girábamos tres veces alrededor de un solo árbol para asegurarnos de que la banderilla no pasara desapercibida. Estar allí, en el jardín exterior, me hacía sentir un poco libre, como si ya estuviera fuera del Santa Tara y que antes de que pudiera darme cuenta el señor Clau entraría por la puerta para buscarme…

—¡Está ahí!-gritó 1503.
Todas alzamos el gesto para seguir con los ojos la dirección que nos marcaba su dedo índice, tampoco estaba muy alto, quizá con un poco de paciencia podríamos llegar a la rama, si no me fallaba la percepción podría estar a diez metros del suelo.

—Muy bien rubita-dijo 1319-Tienes buena vista.
—¿Quién va a escalar?-pregunté, tenía que mentir si no quería ser la que subiera allí arriba-A mí nunca se me ha dado bien,… si os digo la verdad creo que me estoy mareando solo de pensarlo.
—Mil quinientos tres-comentó la gótica-Por regla de tres te toca a ti, tú lo has visto, tú has sugerido el plan y se te ve con cuerpo de gatita-sonrió mientras nos quedábamos mirándola, creo que 1301 quería ver sangre, sangre de nuestra compañera.
Al ver que no decíamos nada, 1503 se colocó su cabello rubio y ondulado sobre su hombro derecho y empezó a acariciarlo, mirando hacia arriba mientras estudiaba meticulosamente la forma de escalar el pino. Después nos miró, más bien nos fulminó con aquella mirada azul zafiro y comenzó a ascender por las pequeñas ondulaciones que mostraba el tronco mal cuidado.

Al principio sus movimientos eran lentos y torpes pero según iba alcanzando las ramas superiores, sus movimientos comenzaron a parecer los de una campeona de escalada, o algo por el estilo. Si hubiera sido yo la voluntaria a subir en su lugar seguramente hubiera tropezado de algún modo y me hubiera pegado un golpe terrible.

—¡¿Estás bien?!-grité al escuchar un pequeño quejido-¡Si no puedes, baja de ahí!
—¡¿Qué coño estás haciendo?!-preguntó 1319 cuando, de repente, un grito emergió de la espesura, un grito que provocó que mi cuerpo se sobresaltara, 1503 me estaba empezando a preocupar.

Allí estábamos las tres observando con atención la copa del pino, pegadas al tronco y sin obtener ninguna otra respuesta que los gemidos que ahora nos llegaban desde la lejanía. 1503 había desaparecido, y con ella la banderilla que ya no se encontraba a diez metros si no que parecía encontrarse mucho más arriba.
Entonces sentí como una gota golpeaba mi uniforme escolar, no era agua, sino un líquido de color carmesí. La gota comenzó a extenderse por mi hombro desprendiendo un olor que, seguramente, para todas nosotras era muy conocido, empecé a sentir nauseas.

—Le ha venido la regla…-comenté.
—No es la única-dijo 1301 mientras, a través de su falda, se podía observar el mismo líquido.

Antes de que pudiéramos decir nada más escuchamos como algo caía a golpes a través de las ramas sacudiendo la silueta del árbol y lo que era peor, fracturando el cuerpo de nuestra compañera. La última rama consiguió frenar, lo que parecía ser una fatídica caída, a pocos metros del suelo, después se rompió y provocó que 1503 estampara su trasero sobre el suelo.

—¡Rubia!-gritó 1319 mientras saltaba hacia ella-¡Dime que estas bien!

1503 estaba tumbada mientras nosotras tomábamos su pulso, comprobábamos que sus rasguños no eran graves y le regalábamos nuestro calor. Poco a poco fue abriendo los ojos y comenzó a mirarnos mientras sus labios dejaban escapar retazos de su voz:

—Qué golpetazo-dijo mientras abría su mano y nos mostraba un trozo de trapo viejo, después de todo lo había conseguido-Me duele todo.
—¡No me extraña!-gritó 1319 con una sonrisa en sus labios, contenta de que la rubia hubiera salido con vida-¡Suerte que sigas viva! ¡Ha sido flipante!
—No montes un show de esto ¿quieres?-comentó 1301 mientras se separaba de nosotras y salía del bosque

Estaba claro que no le gustaban los espectáculos y mucho menos la gente, si estaba con nosotras era porque no le quedaba otro remedio. A veces pensaba que verdaderamente nos odiaba por estar con ella, pero en estos precisos instantes no había otra forma, estábamos juntas en esto.

—No me encuentro bien-dije sintiendo como algo se movía en mí interior.
—Aguanta-dijo 1319-Solo un poco más.

Juraría que no estaba ahí, hubiera puesto mis manos en la más caliente de las hogueras, estaba completamente segura de que la banderilla no había estado nunca antes en el centro de aquella charca para patos. Habíamos pasado en dos ocasiones junto a ella y ninguna de nosotras había advertido como aquel trapo viejo ondeaba al viento sobre el agua.

—¡Ahí hay otra!-grité dejando atrás la niebla que envolvía el bosque de pinos.
Nos acercamos a la charca que, a la escasa luz de los focos se podía ver como sus aguas no eran azules, si no verdes. Seguramente las algas, las hierbas mal cuidadas y las heces de los patos habían provocado aquel tono tan peculiar.

—Estará congelada…-comentó la rubia mientras observábamos la banderilla situada en el centro de la charca.
—Siguiendo el orden de cogida de banderillas,…-comenté.
—Sí-contestó 1301 con una seriedad que transformaban sus palabras en ofensas-Te toca a ti.

Me mantuve en silencio, la simple idea de meterme en aquellas aguas bajo este frío invernal ya había conseguido helar mis extremidades. Con suerte la charca cubriría lo justo para solo ensuciar mis zapatos y mis calcetines antes de poder volver a la habitación.

—Maldita sea,…-dije cuando metí mi pie derecho en el agua y verifiqué lo fría que estaba.
Me insulté a mí misma infinidad de veces mientras avanzaba en la charca, ojalá 1301 lo hubiera encontrado antes que yo. Decidí adentrarme con más velocidad, cuanto más rápido menos frío.

—¡Vamos mil trescientos veintitrés!-gritó la rubia-¡Solo un poco más!
La banderilla ondeaba con el leve viento que estaba comenzando a levantarse mientras que el cielo me regalaba las primeras gotas de una llovizna que no tardaría mucho en atacarme. El agua había pasado de mis tobillos y lentamente ascendía por mis rodillas, cuando más me acercaba al centro de la charca más temía tener que meterme por completo en el agua.

—A ver qué trampa me tienes preparada ahora-susurré caminando con más de la cintura bajo la superficie del agua mientras estiraba mi brazo para alcanzar la banderilla clavada en una pequeña plataforma de arena que hacía función de decorado.

La cogí entre mis manos y esperé que ocurriera algo pero no pasó nada, tan solo sentí como mi cuerpo tiritaba del frío y mis rizos perdían su ondulación natural a cuenta de la humedad. De repente algo se movió en el interior de la charca, algo que me indicaba el que yo también tenía una prueba más a la cual debía superar. El suelo que pisaba comenzó a desaparecer, como si se trata de una plataforma artificial o algo por el estilo. Mis pies dejaron de tener una sujeción y mi cuerpo se hundió de improviso en el agua, comencé a patalear y a dar brazadas para no sumergirme pero algo me agarró y provocó que mi cuerpo se empapara por completo.

El agua estancada no me dejaba ver nada, tenía los ojos abiertos y lo único que veía eran pequeñas motas de arena y luces borrosas y dispersas. Buceé con todas las fuerzas de las que disponía para llegar a la superficie, el miedo iba desapareciendo según me iba acercando a mi salvación, pero de pronto se me escapó un grito de terror. Para mi sorpresa algo invisible obstaculizada la capa de agua de la parte exterior, un cristal transparente o algo por el estilo me mantenía retenida en aquella prisión de agua. Nerviosa, noté como mi oxígeno se esfumaba en forma de burbujas, me abracé con fuerza a la banderilla y recé por salir viva de la trampa.





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AQUI OS TRAIGO UN PEDAZO DE DIVAS DE SANGRE

Mi parte favorita, que la otra sería demasiado Spoiler!

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2 comentarios:

  1. Tras leer esto me queda la duda de si es un fragmento copiado tal cual de tu novela. Lo digo porque encuentro bastantes errores, y eso habiéndolo leído una sola vez.

    Voy a dejar aparte cuestiones como la verosimilitud (me cuesta creer que a esa chica le venga la regla tan de golpe que le caiga un pegote en el hombro a la compañera, pero bueno, cada cual tiene su organismo... supongo).

    Tienes párrafos en los que no aparece ni una coma: "—A ver qué trampa me tienes preparada ahora-susurré caminando con más de la cintura bajo la superficie del agua mientras estiraba mi brazo para alcanzar la banderilla clavada en una pequeña plataforma de arena que hacía función de decorado".
    Prueba a leerlo en voz alta. Si te quedas sin aliento en el proceso, es señal de que ahí falta algún signo de puntuación.
    Por cierto, delante de los puntos suspensivos no se ponen comas.
    Y después de un guión hay que dejar espacio.

    También hay frases a las que no les he encontrado mucho sentido, por ejemplo: "Eso era lo que retenía su mano en un lento movimiento impedía que se metiera de golpe entre aquellas rosas rojas". La he leído varias veces y me parece que ahí falta un signo de puntuación o no está bien expresada.

    Es incorrecto decir "ayudarme", el imperativo es "ayudadme".

    Hay un par de cacofonías: "hermoso rosal, decorado con hermosas flores" o "nerviosa, muy nerviosa" y una línea más abajo "despacio, muy despacio". No queda bien repetir tan seguido las mismas palabras o expresiones.

    En definitiva, opino que si vas a publicar algo, lo mínimo que puedes hacer es revisarlo bien antes. Ten en cuenta que hay gente que va a pagar por esto. Me parece una falta de respeto que les vendas algo sin asegurarte antes de que no haya esta clase de fallos.

    El estilo es algo más personal y se mejora con la práctica, de acuerdo. Pero antes de coger y publicar una novela, haz el favor de utilizar bien las normas de puntuación y repasar que no haya errores de concordancia y de expresión. A la historia le puedes poner muchas ganas e ilusión, pero si no eres cuidadoso en ese aspecto, corres el riesgo de que tus lectores no se enteren bien de lo que intentas decir.

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    1. Tienes la razón en gran parte de lo que has dicho. Pues bien, hay factores que se pueden solventar  en futuras ediciones. Fue la primera novela y como todo, había factores que  No estaban claros  entre el escritor y la editorial.

      Pero bueno, con el tiempo se arreglan los errores y se va mejorando. Gracias  por tu opinión y crítica, la tendré en cuenta

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